El dominó es uno de los juegos de mesa más antiguos que se conocen y a los que se sigue jugando a día de hoy. Actualmente es, sin lugar a dudas, uno de los juegos de mesa más jugados del mundo. Incluso es considerado como deporte en varios países. Aunque sus orígenes no están del todo claros, los expertos lo atribuyen al territorio de China hace más de mil años, como derivación de otro tipo de juegos de mesa donde se empleaban dados.
No obstante, este juego no llegó a Europa hasta el siglo XVIII, comenzando en Italia y a partir de ahí expandiéndose por el resto del continente hasta la actualidad.
¿Cómo se juega?
Si bien es cierto que requiere de estrategia a medida que se avanza en el juego, la dinámica del Dominó es relativamente sencilla. A este juego se juega con 28 fichas rectangulares divididas en dos cuadrados, donde se marcan puntos del uno al seis, aunque también puede estar totalmente en blanco.
Para comenzar, se reparten una serie de fichas al azar a cada jugador, y comienza a jugar aquel que tenga el doble 6. El siguiente jugador (el de la derecha de aquel que ha iniciado el juego) deberá poner a continuación una ficha que al menos contenga un 6.
La partida la gana quien logre quedarse primero sin fichas o que al finalizar se haya quedado con las fichas que sumen menor puntuación.
Beneficios del Dominó
Por otro lado, también se ha demostrado que el Dominó posee múltiples beneficios para el desarrollo cognitivo tanto para los más pequeños como para los más mayores.
Mientras que a los pequeños les ayuda a desarrollar sus capacidades de memoria, cálculos matemáticos, rapidez mental, estrategia e incluso aprender a respetar unas normas y saber perder… A los mayores les beneficia de forma que el juego frena el deterioro cognitivo a través potenciando el uso del cerebro, manteniéndolos lúcidos y ágiles mentalmente.
Además, otro de los beneficios que trae consigo la práctica de este juego es su componente social. Simplemente el hecho de jugar al dominó, implica reunirse de forma física. Este hecho de juntarse, alejarse de las pantallas digitales por unos momentos en nuestro día a día, y tener un contacto físico ya sea con familiares o amigos favorece la integración y la socialización, convirtiéndolo también así en un juego más divertido y enriquecedor.
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